Cada vez que enseñes, enseña también a dudar de lo que enseñas. Ortega y Gasset.
viernes, 19 de febrero de 2010
Buen viaje...!
Toda despedida es dolorosa, pero algunas lo son más que otras… Y este vacío que ya avizoro es bastante cruel: las mañanas soleadas de Ranelagh se vuelven más lindas y pacíficas a la breve distancia. Como dice un profundo catalán: el olvido sólo se lleva la mitad.
Creo necesario para la salud psíquica y sentimental mutar concientemente cada tanto. Todo ser construye una tendencia que lo normaliza, lo asienta y lo empobrece. Y las renuncias tienen mucho que ver con reacciones contra esas tendencias. En estos 11 años en la escuela experimenté muchos sabores, y me encontré con algunas enseñanzas vitales en las aulas…
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Mil veces me habrán escuchado ironizar en voz alta lo siguiente: a cada instante dejamos de ser para no serlo nunca más, la muerte nos pisa los talones y a todos fatalmente nos alcanza, la vida eterna es un mito evasivo a nuestra finita realidad, todo es efímero… Como saben, la ironía disimula la angustia y el terror. Y el hecho de ser concientes de nuestra propia finitud nos deja siempre al borde de la fe…
Pero no le crean al primer pastor itinerante que los encuentre alguna vez desamparados: religión, adicción y politiquería suelen estar cortados con el filo mágico de la misma cuchilla asesina…
“Todo es efímero, pero te creo”, canta el Indio… Creer para ver o ver para creer, that´s the question for me…!
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¿Qué tienen en común una tiza, el cable que transmite energía eléctrica, la reja de la ventana y el papel tissue que llevás en el bolsillo…? Que todo es producto del trabajo humano. Todo es naturaleza mediada por la energía transformadora del trabajo humano organizado. A veces la fuente del ser de las cosas está tan cerca que no la vemos. Las computadoras y los misiles son naturaleza trabajada. Wellcome to the Matrix…!
Hay pocas cosas más propiamente humanas que el desarrollo tecnológico.
Hace miles de años ya existían en este mundo los materiales para construir un chip; lo que no existía era la acumulación de experiencias que nos permiten hoy realizarlo. Lo que sólo es en potencia, aun no es. Atiendan a su cuerpo que es lo único que realiza esa potencia.
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Los valores, tanto los éticos, como los estéticos o los económicos, son construcciones sociales. No vienen en la sangre. No existen si los humanos no le dan vida. Para más o para menos placer, toda construcción social puede ser distinta.
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Somos animales que saben que su vida, tarde o temprano, se va a terminar. Buscamos evadir esa verdad que nos angustia, muchas veces inventando eternidades. La evasión de la conciencia de la posibilidad constante de la muerte nos vuelve fanáticos de la “seguridad”. Y ese fanatismo nos hace cobardes.
Sin embargo, en ningún otro momento de la historia humana podía una hembra de la especie vivir sola con su hijo. La desprotección ante la fuerza animal del macho y los avatares de la naturaleza indómita la hubieran arrasado junto a su cría. Hoy sí pueden. Vivimos, aunque parezca extraño, en una de la épocas más “seguras” de la historia.
El proceso de la civilización ha hecho lo suyo. Entre el deseo animal y el movimiento del músculo hemos elevados mil barreras que permiten que convivamos sin fagocitarnos. Hemos aprendido a cantar “we don´t need no education” en la biblioteca de la escuela...
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La elegancia es un modo de mover el cuerpo. Pero es algo distinto a lo que comúnmente se llama “moda”. De ahí el famoso dicho: “aunque a la mona la vistan de seda, mona queda”. El paso elegante se distingue por una cualidad que no se compra. El “elegante” es el que “elige”: aquel que va eligiendo. De alguna manera, es la no-moda.
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Nuestro cerebro se auto-transmite información todo el tiempo a través de efímeras y microscópicas descargas electromagnéticas. Los teléfonos celulares son la demostración empírica de que mediante descargas electromagnéticas se puede transmitir información a cientos de kilómetros de distancia y en tiempo real. Aun no aprendimos a comunicarnos a distancia sin aparatos...
Yo no sé si el planeta será un ente vivo que fluye y refluye sobre su propio centro de gravedad, dibujando una andanada concéntrica de yines y yanges que pujan por ser en un equilibrio constante de uno contra el otro… Pero eso parece.
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¡Salud amigos! Y nos cruzaremos por ahí, vaya uno a saber…
Javi.
PD: Cada vez que puedan, no dejen de aprender de Oscar Wilde, de Perón o de Hermann Hesse. O de Ortega, de Borges, o de Diego Capusotto.
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