martes, 1 de junio de 2010

Palabras por el bicentenario


En momentos como el que recordamos hoy, hay una serie de ideas o concepciones que reaparecen como las de patria, pueblo y nación… que en el presente necesitan ser repensadas, reflexionadas y debatidas, ya que sociedades como la nuestra continúan en un proceso de profunda transformación ligado a una fuerte raíz histórica.

Ideas que deben instalarse para ser trabajadas desde la escuela, en el marco de la libertad, que se nos permite desde la restauración de la democracia, victoria que debemos celebrar con orgullo.

Desde una idea centrada en la efeméride, aunque mi planteo no intenta reducirse a la misma, es necesario comenzar pensando en que desde la Revolución de Mayo de 1810 y la conformación de la Primera Junta, quedaron una serie de grandes “revolucionarios y patriotas y militares como José de San Martín” formando parte central de la historia nacional, como señala el historiador Federico Lorenz.

Sostiene el autor que fue la escuela la encargada de enseñar, mostrarnos y consolidar la idea de patria. Aunque esto sea criticable es comprensible, desde el contexto histórico en el cual se organizó nuestro país, principalmente desde la segunda mitad del siglo XIX. Se reconoció en el festejo del centenario, ante un pleno auge por el crecimiento del modelo agroexportador, el significado de la lucha de esos grandes hombres que forjaron el camino que debíamos seguir como país independiente. Aunque tal vez no coincidieran ideológicamente con los gobernantes de 1910.

En relación a la idea de nación, desde un inicio, podemos observar que nuestra historia comenzó a trazarse de una manera que no fue pensada desde la unidad como se cree generalmente, ya que la independencia de nuestro país, como el de dos docenas de países, fue consecuencia de las decisiones de un grupo de personas que llevó al desmembramiento de lo que hubiese sido la nación americana, pensando en la ruptura del antiguo régimen colonial: el virreinato. Teniendo en cuenta además, a modo de ejemplo, la profundización de esta idea a través de las disputas territoriales que se desarrollaron entre los Estados limítrofes, incluidos nosotros, por una porción de territorio.

En tercer lugar la concepción de pueblo que se fue gestando en nuestro país fue bastante cambiante desde la participación y unión o la ausencia de ella, nos encontramos en muchas oportunidades con situaciones enfrentadas como la instauración de la última dictadura y el conflicto de Malvinas. En estos casos, aunque sean citados de manera arbitraria creo nos han marcado como pueblo, podemos y pudimos observar los cambios, las ausencias, la falta de libertad, que no necesariamente aparecieron desde el retorno a la democracia, aunque las posibilidades con las que contamos de buscar un cambio son muy diferentes.

Actualmente nuestra concepción de la Revolución de Mayo puede ser distinta en la mayoría de los casos de la de aquellos hombres de 1910, lo innegable es que nuestra historia comienza desde ese momento y que hoy en el 2010 las preocupaciones e intereses de nuestra sociedad deberían estar volcados hacia la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos los habitantes que viven en nuestro territorio.

Hoy en esta oportunidad surge una nueva propuesta de unidad para los pueblos americanos que no se centra en cuestiones meramente económicas, aunque se las incluya, hay otras primordiales que nos acercan como pueblos, por ejemplo la pluralidad que compone los distintos núcleos poblacionales, la diversidad de culturas y paisajes que componen nuestro basto continente.

Está en nosotros la posibilidad de aprender, valorar y respetar esa diversidad como característica distintiva de Latinoamérica. En este compromiso con la nación que nos brinda la posibilidad de generar cambios profundos en la historia que se continua escribiendo.

El lugar desde el cual les hablo: la escuela, es donde debe comenzar a surgir esta inquietud de preguntarnos sobre los pasos dados como país y el largo camino que aun debemos aprender a recorrer como nación que incluya una mirada regional hacia el resto del mundo.

Desde una serie de cuestionamientos dejo abierta la posibilidad de invitarlos a seguir pensando en estas cuestiones: ¿Seremos capaces de modificar la historia que nos ha definido como naciones dependientes? ¿Podremos defender nuestros intereses en el resto del mundo siendo capaces de generar posibilidades reales de crecimiento? ¿Tendremos el valor para luchar por una nación más igualitaria y un pueblo más comprometido con su país?

Como sostiene el escritor uruguayo Eduardo Galeano, ha comenzado el viaje de los dedos hacia las manos, porque los dedos quieren ser mano y ha comenzado la marcha de los dientes hacia la boca porque los dientes quieren ser boca que quiere hacerse oir y esta marcha que aun continúa es la decisión de los pueblos latinoamericanos por intentar ser un cuerpo.

Aquí desde el lugar que ocupo, el de la educación les digo que nosotros ya comenzamos ese camino.

Daniel Aluán, Ranelagh, 26/05/10

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